La Gran Biblioteca Nacional de Montréal
Para
alguien que -como la mayoría de peruanos- proviene de una escuela pública,
descubrir la Gran Biblioteca de Montréal fue lo mejor que -en estatus de
inmigrante- pudo pasarme.
Mi
arribo a Montréal coincidió con su inauguración –en el presente es llamada BANQ (Biblioteca y archivos nacionales de Quebec)-. Decidí afiliarme y
tener acceso cómo lector.
Fue como estar en el paraíso del placer de la lectura. El edificio había sido concebido para cumplir la real misión de una biblioteca, un espacio de investigación para enriquecer el conocimiento y al servicio de la comunidad. Ambientado, en sus diferentes salas y con la clave de la accesibilidad, sin discriminación ni elitismo.
Fue como estar en el paraíso del placer de la lectura. El edificio había sido concebido para cumplir la real misión de una biblioteca, un espacio de investigación para enriquecer el conocimiento y al servicio de la comunidad. Ambientado, en sus diferentes salas y con la clave de la accesibilidad, sin discriminación ni elitismo.
El carné de lector me permitió acceder a libros, películas, archivos fotográficos; todos éstos para consultarlos en sala o en casa. A veces, por el trabajo, no podía
devolverlos a tiempo, entonces vía internet el plazo se podía ampliar sin
ningún problema.
El
sistema de transporte público había dispuesto una parada, tanto para buses como
para el metro. En el caso del metro, desde éste había un ascensor y escaleras,
que llegaban directamente hasta la puerta principal de la Gran Biblioteca.
Evidentemente para las personas con discapacidad física existía todas las
facilidades de accesibilidad, ni más ni menos.
Recuerdo
que hallé, entre la sección de cuentos, uno inspirado en la cultura Moche, full
color, para niños y adultos y en francés. Entonces me preguntaba porqué los
gobiernos de turno, en nuestro país seguían retardando la reforma educativa.
¿Por qué carajos nuestras bibliotecas contenían libros desfasados e imposible
de llevarlos a casa? ¿Por qué al costado de nuestras bibliotecas armaban
polladas, campeonatos de fulbito, verbenas, etc.? ¿Por qué nuestro sistema
educativo seguía siendo la última rueda del coche?
Mi
viaje a Montréal fue en el 2005 y allá descubrí el mundo de los documentales,
los cuales trataban de nuestras realidades. Los investigadores eran
doctorantes, en varias disciplinas, que iban a Perú de viaje de campo. Es así
que me vinculé en colectivos de activistas, pero eso ya es historia de otro
relato.
Acabo
de encontrar mi carné de lector de la Banq y llegaron estas memorias, por
cierto,¿Para cuándo una biblioteca municipal al nivel de la “capital de la
cultura”? ¿Los candidatos al sillón municipal y regional habrán pensado al
respecto?
Víctor D. Corcuera Cueva
Trujillo, 26 de setiembre de 2018
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