El
biohuerto
II – Los primeros cultivos
y los viajes
Víctor D. Corcuera Cueva
La transformación del espacio fue
fundamental para tener un mejor panorama del futuro biohuerto. A diferencia de
otras experiencias, en esta oportunidad no sabíamos, a precisión, que cultivos
desarrollaríamos; sin embargo, la idea general estaba clara: el biohuerto debería
ser placentero para los sentidos; y, por supuesto, el de constituirse un acceso directo al sector alto del barrio de Trech.
Esta fase se inició en la segunda semana
de mayo del 2019 y continuó de manera ininterrumpida -en realidad el trabajo en
el biohuerto nunca se detiene- hasta inicios de la primavera boreal del 2020. Nuestro
magro conocimiento de los fenómenos meteorológicos locales, la iluminación y
orientación solar, ecología del suelo y de la existencia animales nocivos -como
los gatos errantes- convirtieron a esta fase en una intensa temporada de
aprendizaje. En realidad, cómo en todo en esta vida, seguimos aprendiendo de
nuestros errores.
En Francia para el primero de mayo, a
diferencia que en Perú –donde la gente se va a florecer al campo, cerros,
etc.-, la gente suele regalarse entre ellos un ramo de “Lirio de los valles” (Convallaria
majalis) –en Francia lo llaman muguet-. Creímos conveniente que sería
interesante cultivarlos y anualmente poder ofrecer sus flores a nuestras amistades.
Al día siguiente de haberlos plantado hallamos más de un caracol terrestre visitando la pasarela. Creímos conveniente
dejarlos allí, después de todo eran y son parte del ecosistema del biohuerto.
Muy tarde nos dimos cuenta que eran ellos quienes se devoraban los brotes de todo
lo que íbamos sembrando, se convertirían en un dolor de cabeza.
No obstante, para los Curis es siempre
un placer encontrarse cara a cara con ellos.
La abuela materna de los Curis nos regaló
algunas macetas. ¡Genial!, ya teníamos recipientes para sembrar las flores del
huerto. Posterior a la plantación de los muguets nos agenciamos de un compostero, una herramienta vital para
el proceso de abono orgánico. En aquel mes, mayo, sembramos algunas semillas de
césped. Sembrarlo después de la temporada de lluvias fue un grave error, pero
no nos arrepentimos; el resultado fue un tapiz natural agradable a los sentidos.
Los materiales.
El composteroInmediatamente después comenzamos a
sembrar flores, legumbres y hortalizas. En efecto, el verdor del césped lo
tomamos como una señal positiva. Las
semillas de tomates y lechugas, por ejemplo, lo adquirimos en el mercado
comunal; asimismo, como la tradición e identidad lo amerita, sembraríamos también algunas plantas originarias del Perú.
El
legado botánico familiar
Mis abuelos maternos nos legaron, además
de valores, un rico patrimonio de conocimiento botánico. Ellos, Celso Cueva y
Olinda Bardales, eran originarios de la histórica ciudad de Cajamarca, Perú. Por
cuestiones del destino se conocieron en la ciudad de Otuzco, La Libertad; y es
en esta ciudad que gestarían un hogar con sus nueve hijos. Las
responsabilidades de docente no fueron una limitación para que mi abuelo haya
domesticado un área de peña -aparentemente estéril- en un paraíso botánico. Él percibió
oportunidades en ese terreno, sabía que con el tiempo los alimentos brotarían
en abundancia. Aquel espacio, ubicado en las afueras la ciudad mi abuelo –y
toda la familia- le llamaría La Retama.
Con paciencia, trabajo arduo y buen
humor, no solamente plantó eucaliptos, pinos, cipreses y árboles frutales; sino
también creo las condiciones para la producción de hortalizas, verduras y legumbres.
Un variado y rico legado botánico utilizado para alimentar en un primer
momento a hijos y, posteriormente, nietos.
Una de las plantas que crecía de manera
silvestre en La Retama era el “tomatito de campo” (Uchuva Physalis peruviana L.), fruto que lo consumíamos directamente o, a veces, en mermelada. Su alto valor
nutricional, alto contenido de vitaminas y minerales habrían sido las razones
por la cual mi abuelo las conservaba en estado silvestre. Si bien su centro de
origen son los Andes Centrales, en la actualidad existen más de 80 ecotipos[1].
En Francia, por ejemplo, se la conoce con el nombre de “Coqueret du Pérou”, las semillas son
comercializadas en las tiendas especializadas. El fruto del Aguaymanto macerado
en el destilado de uva -el Pisco- hace que este se impregne de su aroma y sabor; un
argumento válido para sembrarlo en nuestro biohuerto.
Por otro lado, mi abuela garantizó que,
en la Casa grande –ubicada en el centro histórico de Otuzco- siempre hubiera a
la mano hierbas aromáticas y que su jardín permanezca colorido. El primer patio
de la casa de mis abuelos era visitado diariamente por colibríes, quienes venían
a deleitarse del néctar de las fucsias, geranios, camelias, y del Aparacay o
Mastuerzo (Tropaeolum majus).
El Aparacay es una planta que se extiende a lo largo de los Andes Centrales, crece espontáneamente hasta los 2600 msnm y, por cierto, es una planta emblemática de las Lomas Costeras. De acuerdo a los investigadores, el Aparacay fue cultivado en la época de los Incas; sus flores con pétalos grandes amarillos, rojos, anaranjados, adornaban los jardines públicos o privados[2].
Al enterarnos que el Aparacay se comercializa en Francia, bajo el nombre de Grand capucine, no dudamos en buscar y adquirir las semillas. Su cultivo en nuestro biohuerto sería muy simbólico.
Bosque lítico del Cumbemayo, Cajamarca,
Perú.
El Aparacay silvestre en la Loma del Cerro Campana, La Libertad, Perú.El Aparacay tejiendo su camino en la casa de mis abuelos, Otuzco, La Libertad, Perú.El Aparacay en nuestro biohuerto, Tulle, Francia.
Visita a la región de l’Auvergne
La creación de la región Nueva-Aquitania[3] causó
la desaparición administrativa de la región de Lemosín, sin embargo, esto no
implicó el desvanecimiento de sus
aspectos históricos y culturales. Todo
lo contrario, sus habitantes continúan llamando Lemosín a su región y se niegan
a perder su gentilicio, Lemosín para varones y Lemosina para las féminas.
El nombre de esta región, Limousin en
francés, proviene de los Lémovices (700 – 400 a.C.), una tribu gala que con el
tiempo dio origen al nombre de la región y también a la ciudad de Limoges[4].
La antigua región de Lemosín estuvo
constituida por tres departamentos: la Corrèze (19), la Haute-Vienne (23) y la
Creuse (87) que, como escribimos líneas arriba, tienen vínculos históricos y
culturales que datan, al menos, de dos mil años[5].
El manto acuífero de la Nueva Aquitania
proviene de los departamentos de La Corrèze y del Puy de Dôme[6]
(este último en la región de L’Auvergne). El río la Corrèze se forma en la
meseta de Millevaches, mientras que
la Dordoña[7] nace
a los pies del Puy de Sancy (1886 msnm). Estos ríos tienen una importancia
transversal en la vida de los franceses, de allí que el 2012 la Unesco designa
al río, y cuenca, de la Dordoña como Reserva de biosfera[8].
Es en ese contexto que la última semana
de mayo nos escapamos con los Curis a la región de l’Auvergne. Uno de
nuestros objetivos fue de conocer el origen del río la Dordoña, o sea,
encumbrar el Puy de Sancy. Aprovechamos el viaje para visitar la ciudad de
Aurillac, el Castillo de Val, el sitio de Saint-Nazaire, Puy Mary; y la capilla
del Puy-de-Saint Mary. Queríamos que nuestros hijos, a través de los viajes, empiecen amar su nuevo
hogar.
1) Cascadas de
Salins; 2) Capilla del Puy de Saint-Mary; 3) Aurillac; 4) Sitio de
Saint-Nazaire; 5) Vista del lago Bort les Orgues desde el castillo de Val; 6)
Cima del Puy de Sancy; 7) Panorámica desde la cima del Puy Mary
Los otros viajes
Posterior al viaje a l’Auvergne continuamos otros descubrimientos, algunos cercanos a Tulle y otros un poco más lejanos. Este periplo fue realizado antes del re-inicio de clases, o sea, entre los meses de junio y agosto del 2019. En esa línea de viaje dimos prioridad a los sitios naturales y sobre todo a los lugares intervenidos para el uso social.
Algunos de estos lugares fueron: La vía verde, una ciclovía que une las ciudades de Sumène y Ganges (Entre
los departamentos de Le Gard y l’Hérault); Caminatas en el Plateau plateau du Thaurac, (Hérault); La Bambouseraie, un parque de
excepción que gracias a la pasión Eugène Mazel se ha logrado instalar -desde 1864- un lunar de plantas exóticas
provenientes de diferentes continentes (Gard); Gouffre de padirac, el paraíso para los amantes de la espeleología (Lot);
Los jardines de Colette (Corrèze); El
jardín botánico del museo de Bellas Artes en Limoges (Haute-Vienne); el
recientemente restaurado museo de historia natural Muséum (Gironde); la ciudad de los insectos Micropolis (Aveyron); Los
humedales de Brezou con su camino de interpretación (Corrèze); Argentat (Corrèze).
1) La vía verde (Le Gard - l’Hérault); 2) Plateau du Thaurac (Hérault); 3) Los humedales de Brezou (Corrèze); 4) Los jardines de Colette (Corrèze); 5) Muséum (Gironde); 6) La Bambouseraie (Gard); 7) Gouffre de padirac (Lot); 8) Jardín botánico del museo de Bellas Artes en Limoges (Haute-Vienne); 9) Micropolis (Aveyron); 10) Argentat (Corrèze).
La rentrée 2019, fin de las vacaciones.
Llego el mes de
setiembre, “la rentrée”, así le dicen en Francia a este periodo en alusión al
reinicio de clases en los establecimientos educativos. Para los Curis, nueva escuela, nuevos compañeros, una nueva tierra. El
biohuerto había cambiado significativamente, algunos tomates ya estaban para
cosechar.
Tal
como lo indicamos, el espacio transformado era también una vía de acceso a la
parte alta del barrio de Trech. La institución educativa se ubica, tomando el
biohuerto, a menos de 200 m. ¡Más cerca, imposible!
En noviembre,
la temperatura bajó drásticamente, negativo por las noches y un promedio de cinco
grados durante el día. Los tomates empezaron a marchitarse, mientras que
algunas plantas ornamentales nunca germinaron; comprenderíamos después que en
realidad si brotaron, pero se convirtieron en el plato preferido de los
caracoles de tierra y babosas (Limax maximus Linnaeus).
Ejemplar
de Limax
maximus Linnaeus.
Navidad 2019 y luces en Tulle
En diciembre,
las luces navideñas fueron la principal atracción para los Curis. Las noches
parecían más cálidas con las titilantes luces a lo largo del río de la Corrèze.
La navidad del 2019 fue una fiesta con luces, colores y arte en las calles.
Este año 2020, a causa de la pandemia, la vamos a extrañar más que nunca.
Fiesta de las luces a lo largo del río
Corrèze
Los meses de enero y febrero del 2020 fueron de reposo para el biohuerto, el gélido clima y las constantes lluvias impidieron, temporalmente, nuestra intervención.
Desde inicios
del primer confinamiento , a causa de la pandemia del Covid-19, nuestro biohuerto jugaría un rol importante en nuestras vidas, pero
eso ya es historia del próximo capítulo.
¡Nos vemos en
la ruta!
Víctor D. Corcuera Cueva
Tulle, 02 de
diciembre de 2020
[1]
Ruiz Gaitan, M., Castellanos González, L., & Jair Villamizar, C. (2018). El cultivo de la uchuva (Physalis
peruviana L.). Revista Científica Agroecosistemas, 6(1), 46-53.
[2]
VARGAS, Á. (2001). El mastuerzo:
planta ornamental, alimenticia y medicinal. Arnaldoa Vol. 8 (1), 87-92. Fondo
editorial de la Universidad Peruana Antenor Orrego, Trujillo.
[7] FLORAT, Pierre (2008). La
Dordogne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario