miércoles, 16 de diciembre de 2020

El biohuerto III – Primer confinamiento, respirar en el biohuerto

 El biohuerto

III – Primer confinamiento, respirar en el biohuerto


Víctor D. Corcuera Cueva

La cosecha de los primeros cultivos[1] del biohuerto fue exitosa, siendo las lechugas y tomates las principales; un placer consumirlas frescas.  El gélido invierno iba impactando en los cultivos del 2019, las plantas que soportaron las bajas temperaturas serían las silvestres y, para sorpresa nuestra, el Aparacay y el Aguaymanto.

Este episodio se inicia en enero del 2020 y se prolonga hasta junio del mismo año. Un proceso donde la coyuntura sanitaria nos obligaría a quedarnos encerrados. Y es en este contexto que nuestra relación con el biohuerto se afianzaría, creando vínculos de apropiación e identidad.

El viaje a Marruecos

La primera semana del 2020 decidimos realizar un viaje al África, los Curis querían conocer el desierto del Sahara y de paso ver de cerca a los legendarios dromedarios. Nuestro destino de viaje fue el país de Marruecos, una semana intensa de descubrimiento de su geografía, biodiversidad, arqueología y cultura actual. Un viaje remarcable.

De los diversos lugares visitados, serían el desierto del Sahara y el sitio con quilcas (grabados rupestres) de Aït waàziq,  los que nos marcaría de por vida. Tal como lo indicamos en las dos publicaciones precedentes[2], con los viajes buscamos que nuestros hijos descubran y conozcan otros ecosistemas, otras realidades, otros mundos.

Imagen superior, grabados rupestres de Aït waàziq; imagen inferior, travesía del Sahara a paso de dromedarios.

La visita a Marruecos duraría una semana, tiempo que coincidió con las vacaciones de fin de año de los Curis. Al regreso a casa los paisajes del desierto marroquí continuaban en nuestras mentes, imágenes que hacían contraste con el verdor de la Corrèze.

Primer confinamiento, el Covid-19

Las noticias internacionales, a inicios del 2020, ya hablaban significativamente de la epidemia -causada por el SARS-CoV-2- en los países asiáticos. Durante los meses de enero y febrero pensaríamos que nunca llegaría a Europa ni a otros continentes. Nos equivocamos, frente al súbito aumento de personas infectadas por el nuevo coronavirus, el gobierno francés decretó el confinamiento nacional el 17 de marzo de 2020[3]. Posteriormente, el 23 de marzo, se declararía el estado de emergencia sanitaria[4]. Un acontecimiento sin precedentes y experimentado en casi todos los países del planeta.

Las medidas sanitarias y protocolos de bioseguridad nos obligarían a quedarnos en casa, confinados, encerrados. Felizmente, el gobierno francés había considerado una hora diaria para la práctica del deporte individual o salidas en familia en un radio de 1km; un gran alivio.  Sabemos que en otros lugares -cómo en Perú, por ejemplo- la realidad era mil veces más difícil que la nuestra y las condiciones aún más adversas.

Nuestro escape, el biohuerto

Es en este contexto que nuestro biohuerto adquirió un rol transversal en nuestras vidas, nos regocijamos de haber intervenido este espacio. El confinamiento habría sido un infierno de no haber contado con los cultivos, con un lugar de escape.

Antes de la pandemia ya habíamos planeado germinar las semillas y seguir transformando el biohuerto; el confinamiento nos daría, en realidad, más tiempo para ejecutarlo.

Germinación y cultivo del Pallar Moche (Phaseolus lunatus)

Al igual que el Aguaymanto y el Aparacay, el cultivo del Pallar Moche en nuestro biohuerto era indiscutiblemente necesario. Involucramos a los Curis para que participen en todo el proceso.

El 10 de marzo, siguiendo las indicaciones de la Guía del Cultivo del Pallar Moche[5], empezamos a germinar 4 semillas de Phaseolus lunatus. Proceso que duraría hasta el 21 de marzo, fecha en que los trasplantaríamos al biohuerto.

1-4) El 15/03 las 4 semillas emergen a la luz; 5-8) 17/03 cada pallar crece a diferente ritmo; 9-12) 19/03 Las plántulas se van fortaleciendo; 12-15) diferentes vistas, entre el 15/03 y 21/03; 16-19) trasplante en el biohuerto; 20) 10/03 inicio del proceso de germinación.

Cultivo de la trilogía del nuevo mundo (Phaseolus vulgaris, Cucurbita máxima, Zea mays)

Los Curis iniciaron, paralelamente al cultivo del Pallar Moche, el cultivo de la trilogía del nuevo mundo, o sea, poner en práctica lo que nuestros ancestros nos legaron: cultivar el frijol, calabaza y maíz en el mismo espacio. El cultivo se inició el mismo día que empezó el primer confinamiento,  el 17/03.

1-6) 17/03 inicio del proceso de germinación y crecimiento del frijol, calabaza y maíz; 7-8) 17/03 cultivo de tulipán; 9) 01/04 trasplante de la trilogía

La implementación del  biohuerto fue gradual. A excepción del compostero, las baldosas de madera y la jardinera; todos los otros elementos son el resultado de reciclaje. Es el caso, por ejemplo, de una paleta de madera que la recogimos de los exteriores de un centro comercial y que la transformaríamos en portal. 

 

El portal a prueba de gatos

La pizarra de pans de Travassac.

Durante el proceso de limpieza, en abril del 2019, habíamos hallado fragmentos de lajas de pizarra que, creemos, habrían caído del techo de la Tour de Maïsse a lo largo del tiempo y se han ido acumulando en diferentes capas. Siguiendo los consejos de mi abuelo materno, quien solía decir “guarda tus males para tus bienes”, las hemos conservado. Aprovechando el confinamiento las usamos como soportes para la creatividad artística de los Curis.

Quilcas contemporáneas en pizarra.

Queremos hacer un paréntesis aquí, puesto que para los que no somos originarios de Francia y, particularmente, de la Corrèze, cuando vemos una laja de pizarra sin duda nos intriga sus características y, sobre todo, su origen. Bien, la pizarra es una roca metamórfica de origen sedimentario[6] y su uso se remonta, al menos, a 5 mil años. La Paleta de Narmer[7], por ejemplo, es un objeto arqueológico con grabados en pizarra que fue hallado en Hieracómpolis (Nejen) y actualmente es expuesta en el Museo egipcio del Cairo.

La Paleta de Narmer en pizarra © Museo egipcio del Cairo

El territorio de la Corrèze, como el resto del Limousin, forma parte de los contrafuertes del Macizo Central, su relieve se caracteriza por acentuadas hoyadas rodeadas de mesetas. Los humedales están situados en sus partes más bajas mientras que las zonas de cultivo, y asentamientos humanos, en las laderas. Las áreas boscosas llegan hasta la cima de las mesetas[8]. El promedio anual de precipitación pluvial es de 909 mm[9], lo cual explicaría la acentuada preferencia de pizarra para los techos.

La cantera de pizarra más antigua en la Corrèze es Travassac (1685). Por la reputación ganada, las pizarras de Travassac son usadas en diferentes partes de Francia. Por ejemplo, las pizarras de todos los inmuebles de la región de l’Auvergne, las cubiertas de la abadía del Monte de San Miguel, en Normandía, y de la catedral Saint-Étienne de Limoges, provienen de esta cantera.

Los nuevos pizarristas de Travassac

Catedral de Saint Saint-Étienne, Limoges.

Abadía del Monte de San Miguel, Normandía.

Pizarras en  Salers, l’Auvergne.

 Cultivo del ajo (Allium sativum)

Un día después de haberse iniciado el estado de emergencia sanitaria, el 24 de marzo, empezamos a cultivar ajo. Viendo algunos tutoriales en internet, nos percatamos que el proceso sería sencillo. La coyuntura sanitaria y sus virtudes medicinales fueron nuestro principal argumento.

1)24/03 Germinación de bulbos de ajo; 2-5) 27/03siembra de los bulbos germinados; 6) colocación de rodajas de limón para ahuyentar a los gatos errantes; 7) 15/04 plántulas de ajo

El biohuerto, un espacio para los sentidos

El primer confinamiento hubiera sido peor de no haber contado con este espacio verde. Para los Curis, el hecho de  circular dentro de un espacio cerrado durante todo el día y la ausencia de contacto social con sus compañeros de clase, hizo del confinamiento un periodo de stress. Es en este contexto que, para estimular los sentidos y apaciguar el encierro, el  contacto con el biohuerto fue trascendental.

Establecimos horarios tratando de equilibrar las actividades pedagógicas y lúdicas, dentro y fuera de casa. No fue sencillo, pero al menos podíamos respirar y apreciar de cerca el microcosmos del biohuerto e improvisar.

Los Curis en una aventura imaginaria.

Tulipanes en flor.

Pichangas fugaces.

Pizarra convertida en soporte artístico.

El hecho de disponer una hora diaria para poder salir de casa fue un gran alivio. Era cuestión de organizarnos para las salidas con los Curis. Nuestros espacios comunes durante el primer confinamiento fueron: el parking y el huerto de la escuela de Turgot, así cómo también  y el muelle Baluze.

Formato de las autorizaciones

Rayuela improvisada. Parking de la escuela de Turgot.

Pichanga. Parking de la escuela de Turgot.

El jardín de la escuela de Turgot, otro espacio verde próximo a nuestra residencia.

Los Curis cautivados por la melodía de un clarinete durante la pandemia. Muelle Baluze, Tulle.

Talleres de germinación y cultivo

La primera semana de abril adquirimos, vía postal, semillas de plantas ornamentales. Iniciaríamos de manera sistemática los talleres de germinación con los Curis.

1-3) 02/04 germinación de semillas; 4-5) 10/04 plántulas; 6-7) 11/04 trasplante de las plántulas

Aprovechando la oferta local, compramos algunos pies de lechuga, fresa, tomate y laurel. La temporada de lluvia había terminado y el cálido clima se anunciaba optimista para una buena cosecha.

Lechuga, tomate, fresa y laurel. Siempre las cascaras de cítricos para ahuyentar a los animales errantes que rondan el biohuerto.

Para la tercera semana de abril ya podíamos afirmar que estábamos en primavera. Las flores era un placer constante para los sentidos.

Pelargonium citronnellum variegat

Iris pallida

La vitalidad de la primavera era compartida por los Curis. El confinamiento, a causa de la pandemia del Covid-19, no podía quebrarnos ni muchos menos privar la felicidad de nuestros hijos. El biohuerto era el detonante de la creatividad.

El biohuerto y ellos.

Encuentros cotidianos.

La última semana de abril optimizamos el espacio inmediato al compostero para sembrar bulbos de cebollas. Asimismo, plantamos pimientos, lechugas y berenjena. Para este tiempo ya los Curis tenían la experticia de todo el proceso del cultivo.

22/04 plantación de bulbos de cebolla

27/04 las cebollas revitalizadas

Pies de Solanum melongena, Capsicum annuum

Para las ensaladas de verano

Mayo, último mes de confinamiento

El 01 de mayo iniciamos con fuerza, la energía de sembrar -y de seguir dotando de vitalidad al biohuerto- se había apoderado de los Curis. Felizmente el servicio postal no se detuvo, lo que permitió que hagamos algunos pedidos de semillas de ajíes: ají habanero, ají amarillo y rocoto. Aprovechamos un envase de conserva de  jugo como recipiente para el almacigo.

Los maestros de la horticultura.

Una de las cosas más excepcionales que nos pudo haber pasado, en este proceso de cultivo, fue de ver al Phaseolus lunatus en flor, una adaptación sin precedentes.

El legendario pallar moche en flor.

El 11 de mayo finalizaría el confinamiento, sin embargo, la desazón y desesperanza se había instalado en muchos hogares y comercios franceses. El encierro había tocado fondo.


Un día antes que terminase el confinamiento ampliamos el área de cultivo. Reemplazamos la zona de césped por un área de cultivo de lechugas, tomates, menta, perejil, culantro, romero, tomillo, orégano y lechuga.

1-2) el antes y después de este sector del biohuerto; 3) vista SN; 4) vista NS del espacio revitalizado; 4) visita de los polinizadores; 5) recolección de flora silvestre; 6) almacigo de culantro

A la izquierda el espacio con calabacín, tomates, lechugas, fresas, y laurel; a la derecha cultivo de cebolla china.

Retorno a los viajes

Ni bien empezó el desconfinamiento nos fuimos bien lejos de la ciudad. Necesitábamos ver otros paisajes,  no obstante, como el desconfinamiento fue gradual, nos limitaríamos a ciudades cercanas a la Corrèze. Nos escapamos a visitar el Aquarium de Limoges y el Moulin duGot (Ambos en Haute-Vienne)

1-3) Aquarium de Limoges; 4-6) Moulin du Got

Posteriormente, salimos a visitar el parque temático el Dino Parc, ubicado en el departamento de Lot (Región de Occitania), la visitas se realizaban siguiendo los protocolos de bioseguridad.

Los protocolos de bioseguridad en todos los establecimientos de visita

El dino parc, exploración a los orígenes de la tierra.

Granizada

Al regreso del dino parc presenciaríamos por primera vez, en Tulle, la granizada por primera vez en Tulle[10]. El súbito aumento de temperatura causó una serie de tormentas eléctricas y posteriormente una de las granizadas más espectacular que hayamos observado en nuestras vidas. La granizada duró aproximadamente 15 minutos, tiempo más que suficiente para estropear el biohuerto. La bombardeada de granizos quebró los tallos de la mayoría de plantas y aun cuando logramos retirar la capa de granizo, la mayoría de los cultivos, a causa del frio, quedaron seriamente dañados.

Granizada del 01/06 2020

El renacimiento

Este evento meteorológico sería para nosotros otro aprendizaje, desconocíamos totalmente que en mayo-junio eran los meses de granizada, entonces tomamos el lado positivo de esto: la granizada controla las potenciales plagas de los espacios cultivados.

Es en ese contexto que revitalizamos el biohuerto. Empezamos por colocar baldosas de madera a lo largo del camino que divide los cultivos. De esta manera el acceso sería más práctico durante el periodo de lluvias. Asimismo, para crear las condiciones favorables para insectos benéficos, instalamos una casa de insectos.

El biohuerto siempre nos has sorprendido, desde la fertilidad del suelo, a causa de su riqueza biótica, y el nivel de resiliencia de cultivos aparentemente frágiles. Es el caso, por ejemplo, del calabacín, del cual obtuvimos una muy buena cosecha.

El biohuerto empezaba a adquirir personalidad y carácter.

1-2) 06/06 Cosecha de calabacines; 3) cultivos vigorizados de tomate y lavanda; 4) la flamante casa de insectos; 5) los Curis estrenando el nuevo camino con baldosas de madera.

Temporada estival, inscripción en el concurso planton le décor

La temporada estival en Europa se inicia con las vacaciones de los centros educativos. Sin embargo, este año fue particular a causa de la pandemia. En Francia, al igual que los otros países europeos, la situación aún era muy prematura, sin embargo, gradualmente se fueron aprobando los protocolos para la reapertura de gran parte de la industria turística.

Por nuestro lado, salimos de Tulle para disfrutar un corto tiempo de reposo con los Curis. Sería durante este periodo que nuestro biohuerto habría sido visitado por el jurado calificador del concurso local: planton le décor, organizado por la municipalidad de Tulle. Estaríamos ausentes durante la calificación, el resultado lo sabríamos meses después. Pero esto ya es historia del próximo capítulo.

¡Nos vemos en la ruta!

Víctor Corcuera Cueva

16/12/2020



[5] CORCUERA CUEVA, Víctor. 2017. Guía para el cultivo urbano del pallar moche, Phaseolus lunatus. https://www.academia.edu/35986850/GUIA_PARA_EL_CULTIVO_URBANO_DEL_PALLAR_MOCHE_Phaseolus_lunatus

[8] LE HECH, F. (2017). La géographie pour comprendre l’histoire. En: Histoire de la Corrèze. pp. 14-17

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