lunes, 8 de octubre de 2007

A MAL TIEMPO BUENA MASCARA

A MAL TIEMPO BUENA MASCARA


Recientemente estuve en un viaje fugaz a la tierra donde el Sapa Inca Atahualpa pasaría los últimos días de su existencia. Tierra que ahora es conocida a nivel mundial por sus coloridos carnavales y también por las extracciones del metal aurífero que emana desde los ígneos apus andinos. Mi visita fue meramente distinta al de hacer turismo.

Después de haber saboreado un delicioso cuy frito antecedido por una caliente y aromosa sopa verde, decidí caminar y apreciar el paisaje urbano cajamarquino. Una pequeña puerta blanca se abre ante mi curiosa vista y diviso, al fondo del recinto, una persona de aproximadamente 50 años, cabello corto, cabeza y cara redonda donde su blanquecino cabello le da un aire de respeto. Él,se percata de mi presencia pero sigue trabajando. Es de esperarse, ya que es un taller de mascaras. ¿Cuantas personas pasaran por la misma calle y, cómo es normal, se habrán detenido?. Decido entrar y explorar este taller que emana un aire alquimista.

- Buenos tardes señor.- Saludo. Él no contesta para lo cual emito un segundo BUENOS TARDES SEÑOR.
- Buenas tardes joven-, me responde  secamente.
- ¿Cuanto están las mascaras? – ,le pregunto.
- Veinte soles- me responde secamente otra vez

Veinte soles, mucho mas de las mascaras convencionales, pero estas son de alambre además es de fina fabrica.

- ¿Pero las mas pequeñas?- insisto, esperando una rebaja
- Igual joven- con las pequeñas se pierde material, ademas el trabajo es el mismo. Me responde, siguiendo su trabajo.

Es cierto, las pequeñas tienen el mismo trabajo. Su indiferencia me hacer insistir y pues la poca experiencia que llevo en estas dos décadas de vida, me dice que es de la vieja escuela y muchas cosas interesante tiene para contar. Por lo que me propongo a registrar sus mascaras con mi cámara.
- ¿Señor, puedo tomar algunas fotografías de sus mascaras?- Le pregunto respetuosamente.
- Claro, tome nomás- Me responde apartándose de su trabajo, (estaba reparando un motor de un juguete mecánico)

Al mismo tiempo que tomaba fotografías, le preguntaba, él iba soltándose y respondiendo poco a poco. Me contó que fue su padre el que inició el taller y la venta de mascaras, donde toda Cajamarca lo visitaba. Augusto Aguirre, así se llamaba y que en paz descanse. Posteriormente, se sintió atraído por los colores y más que todo por los diseños, se intereso también por este arte. Ahora es el mas cotizado diseñador de mascaras en Cajamarca.

- ¿Cómo se llama usted?- le pregunto.
- Roberto, Roberto Aguirre- responde con aire de lealtad y haciendo honor al apellido heredado de su progenitor.


Dos generaciones y la tradición continúa. Roberto Aguirre, al igual que su difunto padre, continua la tradición de confeccionar mascaras para los carnavales cajamarquinos. Nunca fue a una escuela para artistas, todo lo aprendió de fuente directa. Las técnicas las perfeccionó y pues ahora es uno, por no decir el único que confecciona mascaras para carnaval en malla de alambre. El taller está en constante dinamismo y él ya está preparando para el carnaval del 2007, donde según sus cálculos tendrá que preparar de 5000 a 6000 mascaras. Algunas de éstas  quedaran en Cajamarca, otras se comercializaran en el Perú y otro porcentaje para el exterior. Muy orgulloso se siente que su padre le haya inculcado de pequeño este oficio, aunque en realidad el talento lo tuvo ya desde niño. Los juguetes mecánicos que  confecciona los hace reciclando radios y otros artefactos que el siglo XXI desecha.

El mercado esta cambiando, y eso lo podemos notar en su taller, donde Roberto esta preparando mascaras en silicona para la reciente invasión cultural yankee en Cajamarca: Halloween. Desde hace dos años esta tradición americana viene pegando en la juventud y niñez cajamarquina, para lo cual nuestro amigo Roberto tiene que satisfacer este pequeño pero creciente mercado. Los diseños lo saca de su imaginación, así como también de las esculturas y tallas que ornamentan las fachadas de las iglesias cajamarquinas.

Roberto también trabaja con otros materiales como papel mache.


- Mi papa hacia una docena al día, ¡Pero yo ahora hago 100 mascaras en un solo día!- Una sonrisa orgullosa invade su redondo y pálido rostro.
- ¿100 mascaras en un solo día?- le pregunto asombrado.
- Así es jovencito, es que ahora utilizo maquinas especiales para cortar el alambre, en cambio cuando mi papa vivía, lo hacia muchas veces con su mano y a veces con la tijera, una por una.- 
- Señor Aguirre, ¿Y que materiales utiliza usted para confeccionar sus mascaras?-. Le pregunto como para dejar disipar el recuerdo que ya se expresaba en sus pupilas.
- De todo que se pueda recuperar joven, como por ejemplo: madera, papel, retazos de tela, de cuero, lata. Lo único que compro es la malla- Me responde al mismo tiempo que sale a su puerta y dar una ojeada a ambos lados de la calle.
- ¿Pero ahora con las mascaras para Halloween utilizara otros materiales también?- le pregunto señalando una mascara en plena confección.
- Claro joven, hay que comprar otros insumos como silicona, látex, resina plástica y yo mismo lo confecciono- Me responde y al fin noto que voy ganando su confianza.
- Por aquí han venido los de Caretas, revistas de otros países, Inglaterra, Francia, Alemania, los estados unidos. Si de varios países me han visitado, si le enseñara por allí las revistas. Es que en Cajamarca sólo soy yo el que hace esto.-. Me comenta con orgullo, respirando y sonriendo

No es para menos, las mascaras listas para vender cuelgan ordenadamente de un tendel de alambre, al fondo están las matrices hechas de madera algunas, otras de resina. Mientras que en un lado, a manera de fabrica de juguetes, emergen juguetes para niños hechos, también, por él. Al preguntarle si sus hijos se inclinaban por este arte, me respondió que el Internet y otras cosas modernas hacen que su descendencia no este muy interesada pero aún hay uno (el mas pequeñito) que quizá se incline por este oficio.

Para finalizar esta inesperada visita le pido que pose para una fotografía, a lo cual el cede alegremente.

Guardo la cámara, nos despedimos con un fuerte apretón de manos. 

EL TALLER:
Jr. Junín 1249
Teléfono: 365661
Correo electrónico: No es necesario.

Cordialmente:
Víctor Corcuera Cueva.
Trujillo, Septiembre del 2006


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